El TDAH tiene una base neurológica aunque, el grado en el que afecta depende del desarrollo psicosocial de cada persona.
El contexto familiar y escolar pueden intervenir como factor de protección en la intensidad de los síntomas.
Una familia bien estructurada y organizada donde se convivan con unas normas flexibles pero claras, un refuerzo social y ausencia de castigo físico ayudan al mejor manejo de esta problemática.
Las características principales del TDAH incluyen la falta de atención, el comportamiento impulsivo y la hiperactividad. Los síntomas del TDAH suelen comenzar antes de los 12 años de edad.
Estos síntomas son diferentes en función de la gravedad o del tipo de TDAH, y si no se interviene a tiempo de manera adecuada, pueden continuar hasta la edad adulta.
Existen tres síntomas principales del TDAH:
Trabajar con personas con TDAH, es un proceso a largo plazo. Esto es así porque frecuentemente, el TDAH suele confluir y confundirse con otros problemas que se pueden padecer, como la ansiedad y la depresión, así como ciertos trastornos del aprendizaje.
De este modo, el trabajo colaborativo y de escucha activa y asertiva es fundamental para no solo poder reducir el impacto de este trastorno sino de todo lo que lleva consigo.
Realizar terapia enfocada a este trastorno puede beneficiar enormemente al pequeño.
En primer lugar, porque se le proporciona un espacio de seguridad donde poder expresarse con libertad y seguridad, y por otro lado, un profesional adecuado podrá darle poco a poco esa confianza que necesita para poder enfocar todos esos problemas de conducta de una manera más positiva.