Terapia para la ansiedad, ¿Cuándo pedir ayuda?

La ansiedad es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo, que se percibe como un conjunto de emociones, pensamientos y acciones. Es necesaria y todas las personas la experimentamos en algún momento. Sin embargo, los problemas aparecen cuando se vuelve recurrente o es de una intensidad muy elevada, afectando la calidad de vida de quien la siente y de quienes le rodean. Aquí es cuando debes considerar pedir ayuda profesional, pues la terapia para la ansiedad puede ser un recurso que te ayude a gestionarla. ¿Cuándo es necesario dar el paso?

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción que aparece como respuesta del cuerpo ante situaciones que se perciben como una amenaza. Como, por ejemplo, un viaje, cambio de trabajo, la llegada de un hijo, una discusión de pareja, un examen, etcétera. La ansiedad se manifiesta con diversos síntomas físicos como palpitaciones, sudoración excesiva, dificultad para respirar, tensión muscular, insomnio, entre otros.

A nivel mental, la ansiedad acarrea preocupación constante, pensamientos de estar en un peligro mayor al que realmente se está viviendo o sensación de estar al límite. Aunque la ansiedad es normal y necesaria para reaccionar a aquellas situaciones que si supongan un peligro de forma ocasional, puede tratarse de un problema más profundo cuando se vuelve recurrente y severa.

Cuando la ansiedad controla tu vida es momento de pedir ayuda

¿Cuándo es necesaria la terapia para la ansiedad?

Cuando esta emoción obstaculiza tu vida, es necesario pedir ayuda y la terapia para la ansiedad se convierte en la mejor alternativa. Pero, ¿Cómo saber si tienes un problema y requieres la intervención de un profesional de la salud mental? Estos son algunos indicadores:

  • Si interfiere en tu vida diaria. Cuando evitas actividades, personas o lugares que solías frecuentar por temor a experimentar los síntomas de la ansiedad.
  • Cuando los síntomas se prolongan en el tiempo, es decir, si persisten durante semanas o meses.
  • Si la ansiedad te genera síntomas físicos recurrentes como dolores de cabeza, insomnio, problemas digestivos, etcétera.
  • Cuando la ansiedad afecta tus relaciones personales, si dificulta la comunicación o genera conflictos con tus seres queridos.

La terapia para la ansiedad también es necesaria cuando las preocupaciones dominan tu día a día y es la propia ansiedad la que toma decisiones por ti. Además, si experimentas ataques de pánico frecuentes o de miedo intenso, acompañados de síntomas físicos o si tienes problemas para cumplir con tus responsabilidades, es momento de pedir la ayuda de un profesional.

¿Qué es la terapia para la ansiedad?

Aunque la ansiedad sea necesaria para la supervivencia, no tienes por qué vivir a diario con ella. La terapia para la ansiedad es una poderosa herramienta que te ayudará a regular la emoción y ponerte en perspectiva, para que el miedo, los ataques de pánico y demás síntomas no se asienten en tu vida. Durante la terapia no solo trataremos los síntomas, sino el problema que la ha generado. Básicamente, a través de la terapia puedes descubrir cuáles son las causas de tus preocupaciones y miedos.

Por otra parte, la terapia para la ansiedad aporta las herramientas necesarias para relajarse, ver las situaciones con una nuevas perspectiva y sin sentir ese pánico y miedo habitual. También es una gran aliada para mejorar las habilidades para afrontar las situaciones que generan ansiedad y resolver conflictos. En pocas palabras, puede ayudarte a identificar la raíz del problema, darte las herramientas para aprender a manejar la ansiedad y te enseña cómo utilizarlas.

Cabe destacar que existen distintos tipos de terapia para la ansiedad y, dependiendo de los síntomas, es posible que necesites una en específico o una combinación de estas. Las dos que más utilizo son las terapias de tercera generación, como la ACT, y la cognitivo-conductual con exposiciones.

La terapia para la ansiedad puede ser cognitivo conductual

Terapias de tercera generación (ACT)

Las terapias de tercera generación, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), abordan la ansiedad promoviendo la aceptación de pensamientos y emociones en lugar de evitarlos. Se centra en:

  • Aceptación. Reducir la lucha contra la ansiedad, aceptándola como parte de la experiencia.
  • Defusión cognitiva. Tomar distancia de los pensamientos ansiosos para reducir su impacto.
  • Mindfulness. Fomentar la atención plena para observar sin juzgar las emociones.
  • Valores personales. Actuar según lo que realmente importa, incluso con ansiedad.
  • Flexibilidad psicológica. Adaptarse mejor y elegir respuestas útiles en lugar de reaccionar automáticamente.

Terapia cognitivo-conductual con exposición

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es la más utilizada para tratar los trastornos de ansiedad. A través de esta terapia se abordan los patrones negativos y las distorsiones de la forma de ver el mundo y a nosotros mismos. La terapia para la ansiedad TCC tiene dos componentes:

  • Cognitivo. Examina cómo los pensamientos desagradables contribuyen a la ansiedad.
  • Conductual. Examina el comportamiento y reacciones en situaciones que generan ansiedad.

La ansiedad desde luego que no es una sensación agradable y puede limitar el día a día porque se tienden a evitar las situaciones que la producen. Precisamente, evitar los miedos los hace más fuertes y recurrentes. Como, por ejemplo, el miedo a hablar en público o a coger un avión. En este sentido, la ansiedad también puede tratarse a través de la exposición, es decir, exponiéndose a las situaciones que producen pánico.

Con las herramientas que ayuden a tener una exposición repetida es posible, a la larga, ver resultados favorables de las situaciones, reduciendo con ello la ansiedad. Se trata de una exposición gradual y guiada para cada situación y persona. ¿Cómo se lleva a cabo esta terapia? El psicólogo puede pedirte que imagines la situación a la que le temas o bien, puedes enfrentarla en la vida real.

En este último caso, la terapia de exposición comienza con una situación que puede ser ligeramente amenazante y va aumentando. A este enfoque se le conoce como desensibilización sistemática y te permite enfrentarte, de forma gradual, a tus miedos, a la vez que ganas confianza y dominas habilidades y herramientas para que el miedo y el pánico no te controlen.

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