Uno de los servicios de psicología que ofrezco es la terapia para niños y adolescentes. Muchos padres se preguntan, hoy en día, cuándo es necesario buscar ayuda para sus hijos y cómo reconocer las señales que indican que un profesional de la salud mental podría ser de gran utilidad. Desafortunadamente, el tema de la salud mental sigue pasando desapercibido, pero la terapia psicológica para niños y adolescentes es fundamental para el desarrollo óptimo y bienestar de los menores.
Terapia psicológica para niños y adolescentes: ¿Cuándo pedir ayuda?
Cambios en el comportamiento
Uno de los signos más claros de que un niño o un adolescente podría necesitar la ayuda de un psicólogo, es cuando se presentan cambios significativos en su comportamiento. Como padre o madre, estos son algunas de las conductas a las que debes de prestar atención:

- Irritabilidad y enojo excesivo. Si tu hijo muestra explosiones de ira desmedidas, si estos ataques son constantes o sin motivo aparente.
- Aislamiento social. Cuando se evita el contacto con los amigos o la familia y prefiere estar solo la mayor parte del tiempo.
- Problemas en el colegio. Las caídas repentinas en el rendimiento académico o las dificultades para concentrarse, pueden ser señales de que se tienen problemas a nivel emocional.
Ansiedad o miedo excesivo
Los niños pequeños, más que los adolescentes, pueden experimentar miedo a lo largo de sus primeros años de vida y es totalmente normal. Sin embargo, cuando estos miedos son persistentes, intensos e, incluso, interfieren con actividades cotidianas, es probable que necesites la ayuda de un profesional de la salud mental. El miedo excesivo puede manifestarse a través de la ansiedad y afecta, considerablemente, la calidad de vida de los niños y adolescentes. Algunos indicadores incluyen:
- Temor a separarse de los padres. Cuando el niño teme estar lejos de sus padres (ambos o uno de ellos).
- Situaciones de ansiedad extrema. La ansiedad es un tema muy complejo cuyos síntomas varían en función de cada individuo. En el caso de los niños, puede manifestarse con la falta de aire, problemas estomacales, problemas para conciliar el sueño, inseguridad, entre otros.
- Preocupación excesiva por el futuro. Los niños y adolescentes que se preocupan demasiado por las situaciones del futuro y que están fuera de su control, pueden estar luchando contra el miedo y la ansiedad. Por ejemplo, preocupación excesiva por un examen, un partido de fútbol, un viaje, etcétera.
Tristeza prolongada
La tristeza es una emoción sana e inherente a cualquier persona. Sin embargo, esta emoción puede convertirse en un problema cuando se prolonga en el tiempo y afecta el día a día de los menores. La tristeza continúa puede ser una señal de depresión y, por lo tanto, puede ser indicador de que la terapia psicológica para niños y adolescentes es necesaria. Los síntomas más habituales son la falta de interés o apatía ante actividades que antes disfrutaba; fatiga constante o comentarios que muestren desesperanza o derrotismo.
Problemas de autoestima
El desarrollo de una buena autoestima es esencial en la infancia y la adolescencia. Cuando un menor se compara, de forma constante (y negativa), con los demás; cuando siente que no es suficiente o que tiene una percepción distorsionada de sí mismo, podría encontrar gran ayuda en la terapia psicológica. Presta atención a los comentarios que tu hijo hace sobre sí mismo para intentar comprender cómo se encuentra a nivel de autoestima.

Problemas conductuales recurrentes
Las rabietas son algo habitual en los niños e incluso, en los adolescentes. Sin embargo, pueden convertirse en un problema cuando las conductas desafiantes, la agresividad y la desobediencia se vuelven constantes y marcan el día a día en tu hogar. Recuerda que algunos de estos comportamientos pueden considerarse parte del proceso de desarrollo, pero cuando se prolongan en el tiempo y afectan la vida diaria de los menores y su entorno, es probable que la terapia psicológica sea necesaria.
Dificultades para manejar las emociones
La gestión de las emociones es un trabajo que comienza en la infancia y la adolescencia. Sin embargo, es posible que los niños y adolescentes no cuenten con las herramientas necesarias para gestionarse de forma adecuada. Por ejemplo, es posible que sea incapaz de controlar su enojo o que sienta frustración o tristeza repentina. Estos dos indicadores son clave para determinar si es necesaria la ayuda de un psicólogo. La terapia psicológica para niños y adolescentes aporta estrategias y herramientas útiles para la autorregulación a nivel emocional.
Eventos traumáticos o cambios vitales
La terapia psicológica para niños y adolescentes también puede ser de gran utilidad cuando se producen cambios repentinos en la vida de los menores o si se experimenta algún trauma. Por ejemplo, un divorcio o separación; cambio de colegio o de lugar de residencia, la muerte de un familiar y hasta de una mascota. Estos eventos pueden tener un impacto profundo en el bienestar y desarrollo a largo plazo, incluso si no se muestran signos inmediatos de tristeza, miedo o angustia. El duelo de estas situaciones es algo normal y necesario, no porque ocurran significa que es necesario un proceso terapéutico. Sí que lo es, en caso de que se alargue el malestar con el tiempo o que el cambio de conducta sea muy brusco. Con la terapia es posible procesar estas emociones de manera saludable.
Problemas para relacionarse
Los conflictos entre los niños y adolescentes con sus amigos, compañeros, hermanos y familiares están a la orden del día. El problema surge cuando existe una dificultad para establecer nuevas relaciones o mantener relaciones saludables con quienes conviven a diario. Cuando un menor presenta problemas de socialización, se ve envuelto en problemas constantes (en el colegio, actividades extracurriculares, el hogar); o si no puede interactuar de forma adecuada con los demás, la terapia puede aportar las herramientas necesarias para mejorar estas dinámicas.
Trastornos de sueño o alimentación
Los cambios en los hábitos de sueño (insomnio, dificultad para quedarse dormido) o la alimentación, son signos a los que, como padre, debes prestar atención. El insomnio, así como las pesadillas recurrentes; la falta de apetito o la ingesta excesiva de comida, pueden relacionarse, de una u otra forma, con problemas emocionales que requieren la intervención de un profesional.
Terapia psicológica para niños y adolescentes con pensamientos suicidas
Cuando los menores se autolesionan, a través de cortes o golpes autoinfligidos; si expresan sus pensamientos suicidas o de obsesión constante con la muerte, es importantísimo buscar ayuda psicológica de inmediato.